REFLEXIONES SOBRE LAS IAs

REFLEXIONES SOBRE LAS IAs
En la Galería de arte contemporáneo Ana Serratosa intentamos estar siempre atentos a las últimas tendencias y debates, por lo que no podíamos dejar pasar la oportunidad de hablar un poco sobre el tema de las inteligencias artificiales, o IAs.
Antes de presentar el debate en cuestión, sin entrar demasiado en materia, vamos a dar una pequeña definición de lo que las IAs son. Una inteligencia artificial es, dicho rápidamente, un conjunto de sistemas informáticos y algoritmos que tratan de imitar algunas cosas que la inteligencia humana puede hacer.
Encontramos IAs en cosas tan cuotidianas como son las aplicaciones de nuestro teléfono móvil, como en los robots que se envían a Marte (como el rover). Pero la popularidad que están tomando las IAs en estos días se deben a programas como Midjourney, Dall-3 y ChatGPT, cuya función principal es la de generar tanto texto como imágenes con las características que nosotros le demos.

Esta imagen ha sido generada por una IA en menos de un minuto solo con escribir “tree painted by van Gogh”. A todas las luces no es una imitación muy buena del estilo de van Gogh, pero si que es capaz de aglomerar las suficientes características para recordar a van Gogh.
La cuestión es que actualmente estas IAs ya son capaces de crear cualquier imagen que queramos (no imaginemos ya lo que serían capaces de hacer en un tiempo), lo que nos lleva a plantearnos varias cuestiones. ¿Suponen las IAs un problema para la producción artística y cultural? ¿Es posible que se devalúe el arte tanto cultural como económicamente? ¿Se pueden integrar las IAs en la producción de obras artísticas o son excluyentes entre sí? Y, por supuesto, ¿es posible que los artistas sean sustituidos por IAs?.
Todas estas preguntas nos rondaban en la mente a la hora de pensar ciertas ideas que pueden arrojar luz sobre el asunto. En primer lugar, cabe recordar que el arte siempre ha estado ligado al desarrollo tecnológico. Sin ir más lejos, la palabra tékne era usada por los griegos para referirse al arte y a la tecnología simultáneamente. Además, si echamos un vistazo a la historia del arte, podemos observar momentos claves en los que la tecnología influyó en la forma en la que se producía arte, como el impresionismo, el surgimiento del cine y la fotografía o el enorme enriquecimiento de la música al incorporar herramientas electrónicas.
De todo esto sacamos la conclusión de que las IAs no tienen que perjudicar per se a la producción artística ni a los artistas, sino que más bien podría incluso ocurrir que se produjeran nuevas formas de arte al incorporar esta tecnología en su creación. Hemos de tener en cuenta que la tecnología busca acortar el camino que necesita una persona para hacer algo (por ejemplo, la comunicación previa a la telefonía era más lenta que ahora), y la producción artística no queda excluida de ese hacer.
En Internet se pueden encontrar cientos de bibliotecas de sonidos, que almacenan grabaciones a instrumentos, y que cualquiera con el programa adecuado puede utilizar para componer una canción, sin saber tocar ninguno de esos instrumentos; de forma similar se podrían utilizar (y de hecho se utilizan) las IAs que crean dibujos. Por otro lado, hasta la fecha, las Inteligencias Artificiales trabajan con bases de datos de cosas que ya han sido creadas, lo que quiere decir que una IA, al menos por el momento, no puede crear nada verdaderamente novedoso artísticamente hablando, solo puede limitarse a hacer iteraciones de lo que ya conoce.
Además, en la producción de obras de arte hay algo más aparte del dominio formal de la técnica, hay una intencionalidad dentro de la obra, hay algo que va más allá de la propia obra y habla sobre la historia y su momento actual, es decir, hay algo “humano” en lo que llamamos a veces para entendernos “el alma de la obra”, cosa que difícilmente puede ser lograda por una Inteligencia Artificial. Sin embargo, aunque hayamos deshecho algunos posibles miedos en torno a los posibles peligros de las IAs, sí que hay otros que habría que tener muy en cuenta, y es que, aunque el arte y los artistas no parezcan verse amenazados de momento, sí que ciertos usos de esta tecnología pueden ser problemáticos.
Estamos pensando, concretamente, que quizás los más perjudicados podrían ser los dibujantes y pintores que trabajan por encargos de otras personas, pues podrían quedar apartados puesto que una IA no necesita cobrar. También podría verse afectada la calidad de otros productos culturales, como películas o series de animación, que, a causa de productores buscando reducir al máximo los costes, utilizasen estás inteligencias artificiales a riesgo de ofrecer un producto mediocre. En definitiva, el tema de hasta donde pueden ayudarnos y perjudicarnos las inteligencias artificiales es tan interesante como extenso, pero aquí hemos querido proponer unas cuantas reflexiones iniciales.
Llegamos a la conclusión de que, si bien las IAs no entrañan todavía ninguna de las amenazas propias de la ciencia ficción, sí que es cierto que no podemos dejar desatendido el uso de estas tecnologías, que, de ser el incorrecto, puede perjudicar enormemente al total de la humanidad.